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CP #12: La Socialdemocracia y el Progresismo en Voluntad Popular


Voluntad Popular  se inscribe como un partido político en las corrientes de la socialdemocracia, como una organización de centro izquierda, porque su leitmotiv, su principal objetivo se centra en la reivindicación social de los diferentes sectores de la sociedad, y en especial de los más vulnerables.

Dentro de esta corriente del pensamiento de centro izquierda, nos consideramos una organización de avanzada, porque retamos al estatus quo y estimulamos la participación de diversos movimientos sociales, sin intermediar en su identidad, pero dándoles el cariz político que requieren en la lucha por conquistar nuevos derechos.

En función de ello, no creemos en un Estado intervencionista, sino en un Estado ductor de políticas de desarrollo y crecimiento económico sustentable, que tenga como premisa lo social, que genere políticas y estímulos claros para incorporar a los jóvenes al mercado de trabajo productivo, que eleve el nivel académico de los centro de estudios públicos y privados, que aliente la innovación y el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que garantice un sistema de salud mixto basado en la excelencia y la solidaridad social, y en general contribuya a generar una estado de bienestar que acabe con la exclusión y permita la superación y el ascenso social de los más vulnerables.

Si bien la filosofía política del progresismo, no nace dentro de las corrientes socialdemócratas propiamente dichas, es de carácter democrática, orientada a defender ciertas posturas directamente ligadas a la libertad personal, como la defensa de la libertad sexual y emocional, el ecologismo, la cultura local o regional, el derecho al aborto, a la protección social sanitaria, la educación universal o una justicia accesible, nace más como una tendencia que lucha por esos derechos sin vincularse directamente a un pensamiento político, o aún careciendo de este.

Desde el punto de vista político, es lo que llaman derechos sociales de nueva generación; es en ese sentido que hoy en día muchas organizaciones socialdemócratas de avanzada se dicen progresistas, porque asumen dentro de sus compromisos políticos, la lucha por la conquista de estos nuevos derechos y además, con la visión que siempre habrán nuevos derechos por conquistar.

 

Esto precisamente nos diferencia de otras corrientes políticas socialdemócratas, que permanecen en la gloria de haber conquistado derechos de primera generación, como el voto igualitario para hombres o mujeres, y que por otro lado siguen apegadas a la intervención permanente del Estado en el manejo y regulación de la fuerzas productivas, como la fórmula para garantizar el bienestar de la población.

Nuestra posición al respecto, no se decanta entre más o menos regulación, o entre más o menos intervención, sino en una  mejor regulación, orientada a generar condiciones de crecimiento social y económico, con absoluta seguridad jurídica, y que impida los abusos y las distorsiones que se generan por el exceso de regulación o la falta de ella, donde el Estado y sus componentes, sean garantes del cumplimiento de estos objetivos, en un ambiente que premie la innovación y la libre iniciativa.

No compartimos la visión economicista y neoliberal de la sociedad, donde primero hay que velar por la rentabilidad de las empresas y luego nos ocupamos de la libertad, la democracia  y de los derechos de la gente, si no es que todavía queda mucha plata y nos piden que lo dejamos para después, cuando ya se lo hayan robado todo.

Concebimos una visión integral de la sociedad, planteamos un acuerdo social que requiere de un complejo equilibrio entre lo político, lo social, lo económico y lo ambiental, donde la base de todo, lo principal, es contar con un régimen de libertad y democracia, donde impere la ley y la justicia social, es solo a partir de allí que puede hacer prosperidad y crecimiento económico y empresarial, lo contrario es una ilusión de pocos.

Como movimiento de socialdemócrata, creemos en la corresponsabilidad ciudadana, donde ningún actor social, llámese empresario, gremio, militar, religioso, académico o trabajador, se puede eximir de velar primero por las libertades ciudadanas y la democracia, anteponiendo sus intereses sectoriales.

A partir de este marco filosófico y de una comprensión profunda de la circunstancia histórica, social, geopolítica y económica de Venezuela, lograr que los venezolanos nos volvamos a sentar nuevamente en la misma mesa, y definamos la construcción y desarrollo de una nueva era, que erradique de las relaciones de poder la exclusión, el militarismo, el presidencialismo y el rentismo, como fórmulas de dominación social, y pasemos a una era, signada por el respeto a las libertades ciudadanas, el crecimiento sustentable, el desarrollo de las regiones y la formación ciudadana.